ExLIbris se emplaza en el barrio de Chueca, más concretamente en la C/ Infantas 29, junto a la Plaza del Rey. Como sabéis (y si no lo sabéis ya os lo digo yo) Chueca se ha convertido durante los últimos años en una de las zonas con más concentración de oferta gastronómica de Madrid donde los nuevos negocios afloran como champiñones. Bares de tapas de toda la vida y gastrobares, restaurantes de vanguardia, locales de cocina asiática, italianos, mediterráneos. Por haber…hay hasta alguna de las mejores escuelas de cocina de la ciudad. Pero ExLibris sigue ahí, aguantando el tirón desde hace 15 años y siendo una referencia culinaria no sólo del barrio, sino del centro de Madrid. Manteniendo a lo largo de todo este tiempo una constante relación calidad precio muy buena y un servicio excelente. Y todo esto es mucho decir de un restaurante…
El local es elegante, moderno, equilibrado y limpio, en el que predominan los colores blancos y negros en el salón principal. Además, el restaurante esconde dos sorpresas en sus sótanos: una cueva para 12 personas y otra más amplia para 28 comensales donde podréis celebrar comidas o cenas más privadas.
Su cocina es tradicional y de temporada, con ciertos toques modernos tanto en las elaboraciones como en las presentaciones, pero sin tomar ningún tipo de riesgos. En este sentido, deciros que la carta cambia en función de la estación del año en la que nos encontremos, ofreciendo también menús degustación.
Podéis empezar por una de las especialidades de la casa: las croquetas. Son suaves y cremosas. Destacan las de roquefort y manzana y las de chipirones. La musaka lleva en carta desde los comienzos y también es una apuesta segura, así como el pulpo a la gallega con patata cremosa. Pero si queréis algo más refrescante podéis decantaros por la Ensalada de Bacalao y Mango o por la fusión de cocinas más exóticas presentes en el Humus con chips de plátano macho.
Ya en los segundos, y refiriéndonos a los platos de carne, lo que destaca en la mayoría de las opciones es la presencia de salsas que buscan resaltar y complementar las características de esta materia prima. Así el dulce y los cítricos se asoman en la mayoría de las propuestas. Yo os aconsejaría Carrillera de ternera sobre bizcocho de setas, crema de chirivía, manzana y crujiente de verduras. La carrillera está tierna viéndose mejorada por el dulzor y anisado de la chirivía. El secreto marinado en teriyaki, manzana, jengibre y chalotas caramelizadas combina lo ibérico con lo asiático de una forma muy acertada.
Del mar, os aconsejo el atún en costra con salsa de ostras, pétalos de tomate y caramelo de aceituna. La costra generalmente está hecha de sésamo lo cual da un toque crujiente al atún que está en su punto. La mezcla de la salsa de ostras y el caramelo de aceituna negra es muy llamativa. El resto de platos de pescado están algo por debajo de este, pero si no os gustara el atún podéis elegir el Bacalao gratinado con alioli de miel sobre espagueti negro, mermelada de tomate y láminas de espárrago triguero.
Para acabar dulcemente, la torrija brioche en leche merengada con helado de avellana es, bajo mi punto de vista, la mejor opción que podéis escoger. La esponjosidad de este tipo de pan empapada en la leche merengada sutilmente cremosa, le da al postre una textura y sabor excelentes. El restaurante presume también de su tarta de queso (en carta desde el inicio). Desde mi punto de vista está buena sin más.
En resumen, un lugar que nunca os defraudará (al menos a mí nunca lo ha hecho) y del que saldréis con la sensación de querer volver.
Precio medio por persona: 32€