Hoy nos trasladamos a la maravillosa ciudad de Úbeda, donde historia, tradición y gastronomía se unen de una manera increíble. Fiel reflejo de ello es el restaurante que os propongo en esta ocasión. Se trata de la Cantina La Estación. Situado en la C/ Corredera 1, junto a la muralla que delimita el casco viejo, este local ofrece una cocina moderna y de temporada, donde destaca la estética vanguardista de los platos.
Tiene tres espacios diferenciados. El primero que te encuentras es el de barra, que da acceso a la zona de bodega donde se puede comer de raciones. Lo cierto es que, como haya algo de gente en esta primera zona, se hace bastante incómodo entrar por lo estrecho que es. Pero una vez pasados ambos lugares, se llega al salón principal con capacidad para unos 30 comensales, que está decorado como si fuera un vagón comedor de un tren antiguo. Es un sitio muy acogedor con una luz tenue que hace de la estancia un lugar más íntimo y recogido.
Lo primero que os tengo que decir es que se puede pedir a la carta o disfrutar de un menú degustación. Únicamente, tener en cuenta que si elegís esta segunda opción lo tendréis que decir cuando hagáis la reserva. Lo segundo que os llamará la atención (al menos yo no lo había visto antes) es que os ofrecerán la posibilidad de una degustación de AOVES de la zona, previo pago claro está. Si tenéis especial interés, estupendo. Pero os advierto que, aunque no lo pidáis, os pondrán de aperitivo tres tipos de aceite para que los degustéis.
Las raciones son muy grandes y muchos de sus platos bastante contundentes. De primero, yo os recomendaría tres opciones. El lingote de foie, manzana verde, queso de cabra caramelizado y px de violetas. Exquisito equilibrio de lo dulce y salado, a lo que se añade el toque ácido de la manzana. Las mollejas de ternera, salteadas sobre tallarines de sepia, alcachofas, aromatizados con aceite de oliva virgen extra picual (Puerta de las Villas) y salsa de ostras, crema de apio-nabo son espectaculares. Un mar y montaña original y sorprendente. Y, por último, la Ensaladilla Rusa de la casa. Realmente, el plato está rico, pero lo realmente alucinante es la preparación en vivo que te hacen en tu mesa, colocando los ingredientes como si estuvieran dibujando un lienzo delante de tus ojos.
Respecto a los segundos, hemos de decir que la carne es la gran protagonista, siendo la oferta de pescado más bien escasa. En cualquier caso, preguntar por el pescado del día. Yo tomé una ventresca de atún rojo de gran calidad y en su punto. Volviendo a las carnes, la milhoja de cordero con cremoso de boniato, vainilla y palo cortado es alucinante. Es un plato crujiente, dulce y de aroma avellanado que le da la reducción del palo cortado. La presa ibérica con mostaza a la antigua y setas confitadas en salsa española es otro plato bastante redondo. Sin embargo, el tostón confitado con migas de pan de calabaza y curry estaba algo chicloso, síntoma inequívoco de cierto recalentamiento. Además, y esto es una apreciación muy personal, el confitar un alimento que ya de por sí tiene mucha grasa, produce que el plato puede resultar demasiado pesado.
Terminando con los postres, salvo algunos que siempre están como el clásico Arroz con leche o el souflé de chocolate y naranja, los cambian con bastante frecuencia por lo que dejaros llevar. Eso sí, recordar que en los postres tampoco escatiman en cantidad, así que tener cuidado de no salir rodando los que no comáis demasiado.
En definitiva, un lugar ideal para disfrutar de una fantástica, y si os descuidáis, copiosa cena, en una ciudad a la que no debéis dejar de ir como es Úbeda.
Precio medio: 35€-40€