CASA FELIPE: ASADOS LLENOS DE HISTORIA

Hoy nos desplazamos hasta la histórica Villa de Arévalo para acudir a uno de los máximos exponentes de la típica cocina castellana: Casa Felipe. Este restaurante se ha forjado desde hace casi quince años una merecida fama a base de elaborar una cocina sencilla y tradicional, donde la calidad del producto y el respeto al mismo es su seña de identidad.

El local cuenta con varios salones decorados a la usanza de otros asadores, pero con ciertos toques modernos, pudiendo acoger a unos cien comensales aproximadamente. Aunque, sin duda, la joya de la corona en una pequeña bodega ideal para reuniones, eventos o comidas de carácter más privado.

La carta es un repaso a los platos más representativos de estas tierras, por lo que no os encontraréis grandes sorpresas en este sentido. Aunque no faltarán referencias del mar con buen pescado y gambas blancas de Huelva. En cualquier caso, os recomiendo ir con hambre y tener en cuenta que las raciones de asado son grandes de cara al número de platos que os planteéis pedir.

Para comenzar os sugiero varias opciones. El Revuelto de Morcilla está exquisito. Suave, sin repetir y con el contrapunto que siempre le dan los piñones. Las Mollejas son excelentes, tiernas y con un toque crujiente. Las Croquetas están también muy ricas y cremosas. Aunque si queréis ir algo más ligeros podéis optar por la Ventresca con Tomate.

Y después viene el festín. Sobra decir que si queréis cochinillo o lechazo habrá que reservarlo con anterioridad. Pues bien, yo os recomiendo que elijáis lo segundo. De comer cochinillo ya hablaremos en próximas entregas. El lechazo se deshace en la boca. Hecho como hay que hacerlo: sal, agua, una pizca de vinagre y el propio jugo que va soltando la pieza. Ni más, ni menos. El sabor es sabroso, potente y auténtico.

Como imaginaréis, las carnes son aquí las protagonistas. Así que también podéis decantaros por el entrecot, las chuletillas o el chuletón. No os defraudarán. Pero si no sois muy de carnes, existen posibilidades de pescado con una calidad muy buena, destacando sobre todo el Bacalao “Casa Felipe”.

Y si todavía seguís con hambre después de esta comida tan “ligera”, podéis atreveros con algunos de los postres que ofrecen. La Tarta de la Casa hecha con galleta y chocolate está deliciosa y el flan de queso, aunque algo pequeño, merece también la pena.

Para acabar dos apuntes. El primero es que el servicio es muy bueno. Siempre atento, rápido y muy profesional, atendiendo en la medida de sus posibilidades cualquier demanda que el comensal le haga. El segundo es que, bajo mi punto de vista, la carta de vinos es algo limitada no sólo en cuanto al número de referencias, sino también respecto a ofrecer bodegas novedosas, limitándose en gran medida a clásicos de Rioja y Ribera del Duero.

Precio medio por persona: 35€

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