Cuando uno cree que lo ha visto casi todo en el mundo de la restauración, llega y se encuentra con agradables sorpresas que llevan nombre y apellidos: BIPOLAR-Casa de Comidas 2.0.
Sin duda, este local situado en la C/ Calatrava nº6 del popular barrio de La Latina en Madrid, supone un soplo de aire fresco (y más en los tiempos que corren) dentro de la, a veces anodina, oferta gastronómica de la ciudad.
Quizá su singular nombre se deba a las dos caras que el local ofrece. Una, la externa, que saluda a los comensales de una forma clásica, invitándoles a atravesar su pulcra fachada típica de las casas de comidas de antaño y de donde cuelgan pizarras en las que se describe lo que podrás degustar. Otra, interior, en la que su zona de barra y pequeño comedor te acogen con su estilo moderno, refinado, minimalista y elegante, haciéndote tener, por un momento, la sensación de estar viajando en el tiempo.
Aunque el restaurante ofrece menú del día, algo que no debéis descartar ni por calidad ni por precio, ya sabéis que a mí me gusta ir de carta por aquello de probar más cosas y daros más información. Su dueño y también chef Jeremy Levy, elige y cuida con mimo la materia prima de temporada con la que trabaja, haciendo una apuesta en la que las técnicas actuales están presentes en muchos de sus platos.
Para comenzar os podéis decantar por las riquísimas Vieiras a la plancha con teriyaki de lima y pisco y chalotas escabechadas al kimchee. La carne de la vieira está tersa y en su punto, produciéndose una cantidad de matices increíble en la boca cuando la mezclas con la salsa y la chalota. Otra buena opción, sobre todo si vais ahora que es la época, son las Alcachofas fritas con mojama de atún y coulis de oliva negra. Quizá sorprende menos, aunque el trampantojo del atún a modo de jamón resulta divertido. Pero es que cuando un producto es tan bueno, mejor no tocarlo demasiado.
Podéis continuar con el excelente Pulpo tostado, un guiño a la cocina mexicana donde el pulpo está tierno; el guacamole, la lima y el pico de gallo le dan frescor y la mayonesa de chipotle aporta potencia…mucha potencia. También podéis optar por el Bacalao noruego confitado con su brandada y la piel a modo de chips. Quizá es uno de los platos más estéticos, aunque bajo mi punto de vista el pescado estaba ligeramente pasado de punto. En cualquier caso, también muy rico.
Respecto a los postres, no hay mucho donde elegir. Ni falta que hace. Si bien la fama de su Tarta de queso azul precedía al restaurante, esta se quedó corta. Es una de las mejores tartas de queso que he probado nunca. Jugosa, cremosa, suave, dulce, salada en su punto justo, nada pesada y con la presencia perfecta del queso. Espectacular.
No quiero acabar sin destacar también el excelente servicio y atención que, tanto Jeremy como el resto del personal, nos dispensaron durante toda la comida. ¡Qué lo disfrutéis!
Precio medio: 40€