ÉTER: DE CAMINO A LAS ESTRELLAS

Según los griegos, el éter, también conocido como la quinta esencia, era el material invisible que llenaba todo el universo por encima de la tierra. También, según su mitología, era el aire que sus dioses respiraban allá donde estuvieran. Pues bien, cuando salgáis de este restaurante del que hoy os voy a hablar os sentiréis como auténticos dioses al haber podido disfrutar, no sé si de la quinta, pero sí de la esencia más pura de la cocina en su versión más moderna.

Éter es vanguardia, delicadeza, creatividad, sabor, dedicación, pasión, humildad… Un pequeño rincón de Madrid con apenas 6-7 mesas en el que, desde que entras hasta que sales, estás sumido en un remanso de paz que te permite viajar por un mundo culinario increíble y de una forma…etérea. Uno de esos contados restaurantes de los que, a lo largo de tu vida, sales diciendo “pero qué narices ha pasado aquí” y a un precio mucho más que asequible. Un restaurante que, en no mucho tiempo, será reconocido con algún que otro galardón, quien sabe si con forma de estrella.

El local, situado en la C/ Granito 20 de Madrid, es más bien pequeño pero muy acogedor gracias a sus colores cálidos y su decoración poco recargada y elegante. Su cocina fusiona sabores de todo el mundo, combinando productos de aquí con elementos de cocinas tan potentes de sabor como la del sudeste asiático o la del continente americano.

Aunque tienen carta, mi consejo es que os decantéis por alguno de los 2 menús degustación con los que cuentan, sobre todo si vais por primera vez. El primero es de 7 pases y el otro de 12. En mi opinión, con el primero es más que suficiente (es la opción por la que me decanté), pero si sois más tragaldabas ya sabéis. Lo que sí os anticipo es que algunos de los platos pueden variar en función de la temporada.

A continuación, os comentaré los que más me sorprendieron. Para empezar Tartaleta de berenjena, Idiazábal y miel. Los sabores están perfectamente integrados, identificándose cada uno de ellos de una forma sutil, ligera y fresca. Eso sí, algo incómodo de comer debido al volumen de la espuma, pero ¿y qué más da?

Después vinieron unos Tomates en texturas con helado de albahaca para echarse a llorar. Tomates de diferentes tipos, confitados, crujientes y llenos de matices que soltaban todo su sabor en boca. Para mí, uno de los mejores platos.

Seguidamente, un Pez mantequilla con papaya y pepino encurtido. Si bien es cierto que a la papaya le faltaba algo de maduración, su dulzor equilibraba muy bien el encurtido, resaltando el sabor tan delicado de este pescado.

Continuamos con otro de los que para mí fueron los mejores. La Molleja de Ternera con salsa Satay y verduritas. Ya sé que la casquería produce cierto rechazo, pero os aseguro que esta molleja os lo borrará de un plumazo. Textura fina, tersa y llena de sabor que junto a la potente salsa hacen de este plato algo espectacular.

Por último, la Coliflor en tempura y mole es otro de esos ejemplos de fusión culinaria que ofrece el restaurante. El crujiente es perfecto y el mole es concentración pura de un guiso hecho durante horas.

Por supuesto, el resto de propuestas estaban también exquisitas, pero tendréis que ir vosotros mismos a comprobarlo.

El servicio es excelente, tranquilo y pausado, contribuyendo a la calma que se respira en el local. En cuanto a la carta de vinos, si bien es algo justa, las referencias son muy variadas y de calidad, apostando por una bodega moderna, diferente, creativa y sostenible.

Ahora viene lo mejor de todo:

Precio medio de menú 7 pases: 40€ (con vino)

Precio medio de menú 12 pases: 70€ (con vino)

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